domingo, 25 de marzo de 2012

Cámara de papel, proyecto de Fredy Heer

Fredy Heer fotógrafo de larga y fecunda trayectoria hace tiempo que viene realizando el proyecto La Cámara de Papel en el que realiza retratos a distintas personas con el común denominador de que portan la misma cámara de papel tomada de un folleto troquelado de publicidad de Nikon.
Ver en el blog de Fredy Heer con el resto de las fotos del proyecto:
http://lacamaradepapel.blogspot.com.ar/ 

lunes, 27 de febrero de 2012

Cámara Kodak transformada en estenopeica


(Fragmento del texto: Memoria del proyecto, fotografía en Corral de Piedra, Cura Malal, Pcia de Buenos Aires.)

por Luis Espinosa

El secreto más íntimo de la fotografía es la captura de rayos de luz después de que hayan sido desviados al chocar sobre la superficie de un objeto, registrando ese suceso sobre el soporte sensible.
En la cámara estenopeica este fenómeno se da en forma pura, la imagen resultante esta compuesta de pequeños círculos (no puntos) que se van encimando en sus bordes haciendo que los contornos pierdan cierta nitidez pero agregando otra transformación a esa realidad sobre la que queríamos intervenir. Encontré una cámara de plástico Kodak KB/22 comprada por mi padre antes del fin de siglo, de las últimas camadas de cámaras analógicas baratas de 35 mm.
Trabajé sobre ella desarmándola, quitándole las lentes, modificando los mecanismos.
El orificio de entrada de la luz llamado estenopo fue resuelto con una chapa de aluminio tomada de una lata de gaseosa y perforado con la punta de una aguja, puliendo ambos lados de la chapa para asegurar la circularidad del diminuto agujero.
La cámara tenía originalmente una tapita corrediza para proteger la lente y que al cerrarla también trababa el boton disparador. La utilicé como obturador ya que siempre que estuviese abierta la luz ingresaría por el estenopo. Esto me sugirió que necesitaba un complemento para que se pueda medir el tiempo de exposición y cerrar el paso de luz sin movimientos bruscos. Allí descubrí que sería mi dedo el que mejor cumpliría esa tarea tapando, destapando y volviendo a tapar.
Tuve que agregarle tambien una tuerca para montarla sobre un trípode y poder hacer exposiciones largas minimizando el movimiento. Trabajé con película blanco y negro y color.

Cámara Kodak KB/22

Con la tapa corrediza cerrada que permite transportarla.

Con la tapa corrediza abierta, se puede ver el estenopo.

Agregado de la tuerca para trípode tomada de otra cámara rota.
Siempre va a estar sobre el trípode para evitar movimientos ya que en los segundos de exposición se perdería toda definición de imagen.

Dorso de la cámara con la rueda de tracción para correr la película.
Después de exponer, cierro la tapa corrediza delantera, apreto el botón disparador que ahora cumple la función de destrabar la rueda de tracción (ya que le saqué las lentes y el obturador) y corro al próximo fotograma.

Estenopo.
Para captar la imagen tapo con el dedo índice y deslizo la tapa corrediza. Luego saco el dedo y empiezo a contar el tiempo de exposición calculado por ensayo y error en pruebas anteriores.
Cuando termina ese tiempo vuelvo a tapar con el dedo y cierro la tapa.

Interior de la cámara. El mecanismo sigue ofreciendo los fotogramas tradicionales con lo que en cada rollo de 36 exposiciones llegan a salir 39 fotos.

El visor de conteo de fotogramas funciona, así que se puede llevar el control de las fotos sacadas. En general también escribo en una libreta algunos datos como tiempo de exposición, motivo, etc.



Algunos resultados:
Fotos sacadas con la cámara estenopeica durante el proyecto en Cura Malal.





viernes, 6 de enero de 2012

Fotos de la muestra Photo Heer Holga

Muestra de fotografías analógicas tomadas con cámaras Holga.
Diciembre de 2011, enero-febrero de 2012, bar Imaginario Cultural, Bulnes y Guardia Vieja, Ciudad de Buenos Aires.



















Instrucciones para ver la presentación:
Click en play y comienza. Para agrandar a pantalla completa click en botón de abajo derecha.
Pausar con la barra espaciadora.
Para ver información de la foto flechas ascendente y descendente del teclado.

Texto prólogo del libro Photo Heer Holga


Amantes de la luz

por Luis Espinosa

Al parecer la tarea del fotógrafo era observar la luz. Conociendo las posibilidades y las limitaciones de su cámara debía hacer una serie de operaciones antes, durante y después de gatillar, disparar o lo que fuere para abrir el obturador durante el tiempo necesario. Esa luz en cuestión penetraría en la caja oscura impactando sobre la superficie de la película fotosensible. Luego de la manipulación química dentro del laboratorio se obtendría aquel producto tan sorprendente: la copia fotográfica. La sorpresa estaría provocada por la cantidad de pasos a ciegas que implicaba ese proceso entre el comienzo, al reaccionar con el impulso de buscar la cámara para hacer la toma, hasta sostener delante de la vista el papel ya seco con la imagen.

El recurso necesario de una técnica era consecuencia de algo más que empujaba desde zonas profundas de la conciencia. La intuición de que aquella luz observada era la evidencia de la materialidad del mundo. Objetos impactados por fotones, obligando a que una trayectoria de luz en línea recta se desvíe. Testimonio de esa desviación, un instante de existencia fijado sobre el negativo y el papel. Una imagen extractada del tiempo continuo que se pierde en el olvido. Una perla silenciosa.

Aquel fotógrafo.
Durante el día su ojo mediría cómodo la luminosidad desbordante y omnipresente. Pero se generarían nuevos problemas en la penumbra y la noche. ¿Cómo atrapar ese resplandor fugaz? ¿Cómo capturar ese reflejo?
Observando a través del visor los propios límites del encuadre, seleccionando sólo un sector de lo que el espacio ofrece como continuo. Imponiendo un juego de relaciones internas entre los objetos capturados y el marco continente.
¿A qué distancia? ¿En qué posición? ¿Qué se ve? ¿Qué queda afuera?

En algún momento de principios del Siglo XX, popularizar la fotografía significó tratar de ahorrar esfuerzos al usuario. Tal vez en ese tamiz quedaron unas pocas utilidades disponibles: registrar y recordar algunos acontecimientos de la vida privada, archivados en cajas en el fondo de los roperos.

La fotografía digital reemplazó la naftalina por carpetas virtuales inhallables.
Sacar en “Auto” con flash y eliminando ojos rojos y ver inmediatamente el resultado en la pantalla. Así de simple.

Pero los fotógrafos, los verdaderos amantes de la luz, nunca se dieron por vencidos. Tentados por la sorprendente seducción de las tecnologías ofrecidas en el mercado, nunca olvidaron que se trataba de aquello: amar la luz.

El término chino “ho gwong” que significa muy brillante al parecer fue el origen del nombre de la cámara Holga. Detrás de ese bautismo permanece la esencia de lo que la fotografía todavía es. La renovación de un desafío.
La limitada tecnología, los defectos y la simpleza de construcción vuelven a poner a la herramienta en su lugar, las manos del fotógrafo.
Desde allí es necesario recuperar aquellas operaciones para que la Holga sea un medio para captar la imagen, latente en la película, latente en la conciencia. Y permitir una nueva mirada sobre el mundo.

Una cámara accesible también es popular. Pero permite reformular ese concepto. No es popular porque cualquiera puede hacerlo sin esfuerzo sino porque motiva a todos a emprender el esfuerzo, el trabajo de abrir la mirada, pararse desde el punto de vista personal y hacerlo único. Holga exige pensamiento y tiene sorpresa.

Hoy este grupo de fotógrafos comparte fotografías, ideas, opiniones, secretos, trucos, técnicas, humor, encuentros.
Cuando Fredy Heer comenzó a conectar a través de un grupo virtual en la red social a muchos de los que jugamos con Holga tal vez no imaginó que seríamos tantos y con tan buenos trabajos. Pero más allá en su impulso e idea confirmó lo que persiste: el ojo sigue abierto dejando entrar la luz.



Luis Espinosa
Licenciado en Artes Visuales (IUNA), artista plástico, fotógrafo, docente y crítico de arte.
Noviembre de 2011




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Tapa del libro Photo Heer Holga






domingo, 7 de marzo de 2010

Cámara HOLGA. Mi HOLGA.

por Luis Espinosa

La cámara HOLGA ha permitido, como ninguna, un intercambio internacional de ideas sobre modificaciones posibles para lograr que esa caja de plástico haga lo imposible.
Desde los más lejanos rincones, infinidad de fotógrafos vuelven a escribir con la luz y generosamente comparten, a través de la Web, sus modos de hacer fotografía, sus descubrimientos y trucos de cómo lograr tal efecto o modificación, sobre una cámara que se presta a ser tocada, transformada por cualquiera que tenga ganas de hacerlo.
Para mí, es un juego permanente que recupera la fotografía analógica al terreno de la expresión, del arte y la aventura.
El mínimo de recursos, la dificultad para captar una toma, la ausencia de aditamentos tecnológicos que solucionen problemas e inviten a no pensar, son algunas de las primeras virtudes de la HOLGA.
Entre la realidad y el ojo (sinécdoque del intérprete de aquella realidad) se interpone una herramienta que no hará nada a menos que le digamos qué hacer. Pero, al mismo tiempo nos devolverá infinidad de sorpresas que se conocerán recién después del proceso de laboratorio.
Aquí presento a mi HOLGA y las modificaciones que conseguí realizarle.

Mi cámara Holga 120 CFN


Puede verse sobre el gatillo, la primera modificación: una chapa cortada de un slot de una vieja computadora que me permitió conseguir la superficie suficiente para adherirla al cuerpo de la cámara y tener el paso de tuerca justo para atornillar el disparador de cable.


Chapa pegada con un adhesivo epoxi.


Cable disparador atornillado y listo para disparar empujando hacia abajo el gatillo.
Esta modificación permite utilizar óptimamente la función bulbo de la cámara manteniendo la inmovilidad cuando está montada sobre un trípode.



El cable permite hacer un disparo simple o, a través de un freno, mantener pulsado hasta que se vuelve a apretar, logrando realizar exposiciones de tiempos muy largos.


Construí este adaptador cortando la base de un vaso de plástico de manera que calce como bayoneta sobre el objetivo. Se ven en naranja los dos suplementos que permiten el agarre.
El agujero central está ajustado a la medida de unas viejas lentes de aproximación Zeiss Ikon.


Caja plástica original de las lentes Zeiss Ikon para la cámara Contaflex que compraron mis padres en 1962 y con la que sacaron todas las fotos de mi infancia (todavía la uso).


Las lentes permiten un enfoque a 20, 30, 50 y 100 cm. Mejorando así, las posibilidades de acercamiento de la lente original de la HOLGA. Pude comprobar esta efectividad , abriendo la tapa posterior y colocando un papel translúcido sobre la máscara de plástico para 6x6. Gatillando y manteniendo el obturador abierto en bulbo, la acerqué a una lámpara incandescente hasta ver nítido el filamento. Luego medí la distancia a la que había quedado. ¡Coincidían con la indicación de fabrica de Zeiss Ikon para cada lente!





El adaptador calza lo suficientemente justo como para confiar en que va a mantener su posición y no se va a desenganchar. Al mismo tiempo es fácil de remover.



Pueden superponerse varias lentes que suman acercamiento pero a la vez quitan entrada de luz y exageran el viñeteado dando un efecto tubo. Es obvio que toda medición de encuadre y distancia debe hacerse desde afuera y "a ojo", pues no hay forma de ver lo que estamos enfocando.




Puede verse la cinta adhesiva negra con que tapo la ventana del contador de fotogramas y las juntas entre la tapa y el cuerpo de la cámara. También la uso para sujetar los cierres de los costados.


Otra función que le encontré al adaptador fue la de sujetar los filtros de color elaborados con acetatos transparentes.



Los acetatos, recortados con tijera se ubican sobre el objetivo y se sostienen con el adaptador. La posibilidad que da la HOLGA de poder exponer varias veces el mismo fotograma, (ya que sin trabas se puede volver a gatillar una vez disparado por primera vez sin tener que correr la película), puede ser bien aprovechada a la hora de usar los filtros ya que es posible cambiarlos entre un disparo y otro. Generando una opción diurna de lo que puede hacer el flash de cuatro colores de la Holga 120 CFN.


Aquí con el filtro de acetato rojo.


Aquí con el filtro de acetato azul.


Después de todo esto la HOLGA se mete en la sangre y se transforma en un modo personal de pensar la imagen. Un gran juego de ingenio. Un regalo único de la vida. No exagero.
Por eso puedo llamarle MI HOLGA.

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martes, 8 de diciembre de 2009

Hojeando la revista Ñ el la mesa de mi taller



Hojeando la revista Ñ (de Clarín) en la mesa de mi taller. Un misterioso encuentro que autocapté.







El misterio del piloto

Saint-Exupéry. En el aeropuerto de Bastía, hay un monumento que no lo olvida: "Córcega recuerda que de aquí el escritor aviador Saint-Exupéry partió el 31-07-1944 para su última misión de guerra." De ese vuelo el autor de "El Principito" nunca volvió. En 2008, un piloto alemán, Horst Rippert, confesó que él lo había derribado.
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domingo, 15 de noviembre de 2009

Fotos tomadas con la cámara Holga

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Bosque
(Toma directa con cámara en mano)






Arboleda
(Doble exposición sin correr la película, moviendo levemente el encuadre, la cámara sobre trípode y en cada una de las tomas filtro de acetato azul y rojo respectivamente.)






Año nuevo
(Toma directa con cámara fija en bulbo abriendo el objetivo aproximadamente por 45 segundos)






Fantasmas
(Sobre trípode. Tres exposiciones sucesivas con disparador de cable. Superpuestas en el mismo fotograma)





Puerto de Quequén
(Bulbo exposición prolongada y con cable disparador sobre trípode. Aproximadamente 1 '30'')






Caracol
(Toma directa con trípode y cable disparador Utilizando las lentes de aproximación de una vieja Contaflex Zeiss Ikon adosados a la lente de la Holga a través del fondo de un vaso de plástico calado)






Autito de Fermín
(Acercamiento de auto de juguete de plástico con lente de aproximación y Zeiss Ikon en interior con flash. Luego Superposición de otra exposición intentando el mismo ángulo sobre la avenida Libertador)






Ale
(Retrato tomado con tres exposiciones superpuestas con flash rojo, azul y amarillo, cámara en mano)






Pablo
(Retrato con dos exposiciones con flash y una tercera en bulbo abriendo en la oscuridad sobre la pantalla de una Mac)





Atardece
(Toma directa con cámara en mano)






Dos
(Dos tomas consecutivas apoyada con cámara)





Gauchito Gil
(Doble exposición, la segunda con un filtro de acetato azul y corrimiento leve. Cámara en mano)






Lobos marinos
(Toma directa, cámara en mano)